- Pensar en qué le gusta a un buscador antes de diseñar una web. Si no, los SEO deben reparar errores, callejones sin salida en las páginas.
- Ponerse en la cabeza del internauta: qué buscador usaría, en qué idioma y qué expresiones y palabras emplearían en las búsquedas.
- Tener buenos contenidos y hacerlos accesibles fácilmente. Mirar cómo lo hace la competencia y estar al día.
- No es sólo cuestión de posicionar un par o tres de palabras. Hay centenares de miles de conceptos que hay que tener en cuenta.
- Medir siempre el retorno de la inversión de la estrategia. No es sólo cuestión de SEO, hay que mirar otras herramientas.
- No hacer trampas. No se trata de engañar a Google, sino de reconciliar la web con el buscador. El riesgo es que Google deje de indexarte.
- Paciencia. Los resultados tardan en aparecer. Como mínimo, entre seis meses y un año, antes de ver la web bien posicionada.
- Encontrar un SEO interno no es fácil, hay carencia de profesionales. En las agencias, hay algunas que prometen imposibles.
- Cuidado con quienes aseguran que en tres meses van a colocar arriba a la web. Nadie puede garantizar que lo va a conseguir.
- El SEO no es un fin, es un camino. Es un proceso continuo que no se acaba. Si no, en poco tiempo, la competencia toma el relevo.
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